En la cabeza de otra nerd más.
No publico todo lo que escribo. Mentiría si dijera que yo sola alcanzo (para pensar suficiente) para producir lo que escribo; pero todo acá es de mi autoría. Sol
miércoles, 3 de marzo de 2021
Ruido
sábado, 2 de enero de 2021
Mujer entera
La humedad entre los dedos y en la planta de los pies. Pesa y se afloja. Se hunde. Primero las piernas, los brazos.
La vida arriba, la vida abajo.
sábado, 26 de diciembre de 2020
En vela
Hay algo en estos días que me trae perdida. En general lo noto porque vuelvo del hospital sin dormirme en el colectivo. Camino a ritmo constante y saludo a mis vecines sin distinguirles las caras. Llego a nuestro portal y subo las escaleras, nunca me tropiezo en estos días. Abro la puerta de casa, dejo mi abrigo en el perchero y me quedo quieta. No incómoda ni congelada, solo quieta. Terminé de hacer el último paso planificado de mi día, y me quedé sin instrucciones. A veces paso horas en el estar, cambio el peso de un pie a otro y miro como cambia la luz en la habitación. Huelo a mis vecines hacer la comida.
Nunca sé en realidad cuánto tiempo pasa. Pero aprendí a volver un poco cuando escucho el ruido de las llaves en la misma cerradura que use para entrar casi recién. Martina siempre sabe reconocerme la cara vacía.
Me extiende la mano, en un gesto que supongo suave, pero no recuerdo cómo interpretar. Creo que dice algo pero tampoco reconozco palabras. Sin dudas algo cambia porque parpadeo y siento que llevaba mucho rato sin hacerlo. Me agarra la mano con convicción y saltamos.
Al principio la oscuridad. Es una oscuridad general, parecida a mi ausencia. Siento la mano de Martina agarrada a la mia. A veces me pregunto si esto la impacienta pero nunca me dice nada.
Lo siguiente que noto es un chasquido y un perfume suave. Sé que luego de a poco, aumenta la temperatura y todo a mi alrededor se aclara.
Abro los ojos. Parpadeo algunas veces para adaptarme a la luz amarilla. Si presto atención noto como mis pies descalzos se hunden en la especie de arcilla que recubre el suelo. Es un movimiento sutil, al que siento que podría resistirme pero no lo hago. Todo se siente acogedor.
Miro en los ojos de Martina. Despacio me suelta la mano y avanza hacia la orilla, liberándome un poco de la hipnosis. Recién entonces percibo el atardecer. Es enorme, como si el Sol hubiera decidido volverse inofensivo y acercarse.
Me acerco yo también y siento como el suelo encuentra un límite. Sumerjo despacio los dedos en el líquido cálido y disfruto la sensación espesa. Martina me mira y parece contenta porque se acerca y me moja la cara con una caricia. Hay algo plácido en el calor que de a poco transforma mi lejanía en una elección. Nunca sé en realidad cuánto tiempo pasa.
Descubro que puedo relajarme y manejar la distancia. Tomo la ofrenda y me acerco a Martina. Solo existimos ella y yo, rodeadas de atardecer y cera cálida. Nos sumergimos de a poco, midiéndonos la temperatura de la piel a cada paso. No nos soltamos. La luz es solo reflejo de sus ojos y lo sabemos ambas.
En algún momento nos dormimos. Veo el atardecer prolongarse en sus últimos momentos y apagarse al sumergirse en el final de la vela. Nunca sé en realidad cuánto tiempo pasa, pero es de día y estoy de vuelta.
miércoles, 11 de marzo de 2020
En los ojos
No sólo elegir los ojos como punto para centrar la mirada mientras converso, no. Mirar en los ojos: el movimiento de las pupilas, el color. Quedarme un segundo rodeada de eso que decimos todos en silencio. Me gusta ver las miradas escaparse a veces, y verlas volver siempre, porque la mirada, si la sostenés, funciona como un imán.
Me gusta preguntarme si también me ven a mí. Me gusta pensar que de verdad nos estamos comunicando más allá del sonido.
Me gustan tus ojos.
Me gusta hundirme un poquito en tu color, y percibir esa voz secreta que dice cosas que, a veces, ni vos mismo sabés. Me gusta porque es como respirarte desde adentro. Me gusta verte a los ojos, por lo que causa en vos y por lo que causa en mí.
Me gusta ese vals de mirarnos y no decir nada por una milésima de segundo. Me gusta ocultarnos en una risa o una pelea después del momento de honestidad que tuvimos al mirarnos. Me gusta exponerme y escaparme porque somos un sueño, fugaces como una mirada.
Me gusta verme en tus ojos. Me gusta como nos reflejamos el color. Me gusta que sepas cómo miro cuando me concentro, y cuando me preocupo, y cuando pongo mi alma en un escenario para que la veas brillar. Me gusta que tus ojos digan que te gusto, me encanta decirte que me encantas sin hablar.
Me gusta sonreír y sonreirte.
Me gusta soñar, con los ojos abiertos, mirándote.
jueves, 25 de enero de 2018
Vos y yo
Seríamos de esas parejas que
comparten el metrónomo.
Seríamos un canto solo.
Aunque yo no tengo ritmo.
Seríamos de esas parejas que
se mueven como un todo.
Completaríamos dos partes de un reloj.
Aunque yo no entiendo el tiempo.
Seríamos de esas parejas
que son como el oleaje del mar.
Sabríamos ir para todos lados.
Aunque yo no tenga fuerza.
Seríamos de esas parejas que
pueden compartirlo todo.
Sabríamos caernos juntos.
Aunque yo sigo sin saber aterrizar.
Somos de esas parejas que
son como el agua y el aceite.
Separados siempre.
Porque no te conozco.
viernes, 29 de septiembre de 2017
Armonía
A ese momento que queda entre vos y yo.
Vivamos ahí un rato.
Midámosnos las almas, desde tus pupilas a las mías.
Saquémosnos las ganas de mirarnos.
Rasquemos las palabras que sobran.
Y callémosnos.
Porque en silencio
pueden pasar
cosas escandalosas.
Porque te pienso en silencio; gritando,
sonriendo por dentro.
Porque sos el silencio
más ruidoso
de mi vida.
miércoles, 2 de agosto de 2017
Cenizas
Gris, que no es blanco con negro sino un hueco.
Me siento gris y ausente.
Un gris que no tiene temperatura, con una textura que es rugosa sin llegar a ser dañina o molesta, pero tampoco alentadora al tacto.
Gris, como el amor que no sucede, no por falta de personas, si no por falta de sentir.
Apagada. No dormida, no suspendida: apagada.
Gris y punto.
Apenas me queda energía suficiente para dejar este rastro escrito, el rastro vivo de lo que no consigue ser.
Gris porque quedé sin color.
Gris
Gris.
Gris.
Pero el fénix siempre vuelve a romper el cascarón.
domingo, 9 de julio de 2017
Los mates más fríos de mi vida.
Los cebé con yerba nueva, bien sacudida porque 'el polvo hace mal'.
Los tomamos juntos.
Los mates más fríos de mi vida los cebe y te los pasé, mientras hacía lo más difícil que me ha tocado hacer.
Los mates más fríos de mi vida se enfrían mientras hablo.
Hablo y hablo y hablo y no puedo parar, porque necesito sacarme del alma esto que me pasa.
Te cebo y alcanzo el mate.
Se rozan nuestros dedos, esos pedacitos de piel se acuerdan que supieron ser la extensión de nuestros cuerpos entrelazados.
Esos dedos ahora sólo sienten el calor del mate y un escalofrío de memorias.
Recibís el mate, como una posta para hablar.
Hablás, como si te destaparas.
Como si estuvieras desanudando algo con una paciencia que no te pertenece, una paciencia practicada.
Te apuro con el mate, que no es micrófono, es sólo un mate.
Te apuro porque necesito tener algo entre las manos, para no sentirlas tan solas, tan frías.
Pero al frío lo llevo adentro.
Entre un trago y otro, consigo empaparme de la fuerza que necesito, te miro y te digo desde el alma que no me quedan ganas.
Me vuelvo trasparente y te digo, que de nosotros solo quedamos vos y yo.
Que juntos ya no significamos,
Nada.
domingo, 2 de julio de 2017
Niños perdidos
No. La de aplaudir para reunir gente: aplaudir en la playa.
En otros países (que se parecen más a otros universos), las playas deben tener gente de seguridad que se ocupa de estas cosas. Seguro ni se pierden chicos, o los que se pierden hablan con un policía y se resuelve todo en algún silencio incomodo con los padres. Acá no.
Tal vez acá se pierdan más chicos en la playa, porque los padres se hunden en un mate o se pelean con el de al lado. O tal vez son nuestros chicos, que son demasiado confiados y siguen caminando para donde les surge.
La cuestión es que de repente las olas no son un buen punto de encuentro y unos están por un lado y los otros por otro. Y en algún momento el hijo se descubre sólo. Alguien que está por ahí (siempre hay 'alguienes' en todos lados en la costa argentina) le pregunta: ¿con quién estás? Y ahí nace el momento de el Aplauso. Arranca alguno, que suele ir con el niño de la mano o a cococho, y empieza a caminar mientras los de alrededor, dan comienzo y perpetúan el acto de aplaudir.
Es una manera que muestra mucho. Toda la playa se entera de que alguien perdió a su hijo. Muchos señalan acusadoramente a los padres pero también todos (o casi todos) deciden ayudar.
A veces se forman procesiones en torno al niño y al adulto que caminan. A veces no, pero el Aplauso los acompaña: los publica. En algún lugar la costa se acorta a un solo punto y la familia está otra vez reunida. Los padres agradecen avergonzados al caminante y a la multitud. Algunos abrazan a sus hijos y tambien los retan un poco: 'mirá el quilombo que armaste'. Otros, imagino, le quitan importancia al asunto: 'los chicos son así'. Lo cierto es que al rato la memoria colectiva playera ya no distingue al niño que estuvo perdido de los demás y el suceso se deja atrás.
Se supera, pero no se olvida, por supuesto que no: el Aplauso, que en realidad era eco de todos los anteriores, permanece resonando en algún caracol hasta que vuelva a ser necesario.
Sí, sé que unas líneas más arriba afirmé que el Aplauso se crea, pero en realidad, es parte del paisaje de la costa y allí mismo se guarda y espera. El Aplauso es una entidad latente que vive en nuestras playas. Es una suerte de espirítu que nos recuerda que podemos ser solidarios, que podemos ser un equipo; pero ante todo nos demuestra que aunque estemos muy perdidos, con un poco de ayuda, podemos reencontrarnos.
domingo, 23 de abril de 2017
Goteras
No es fácil ver un dolor. Pero a veces vale la pena sentir entre los dedos aquello que se parece tanto a una colonización del alma. Porque es chiquito, y aunque no hay que dejarse engañar por el tamaño, ayuda ver ese sentimiento separado de una. Creo que entender esa tristeza como algo casual, algo aparte de nuestra esencia, es fundamental para saber dejarla ir.
Mientras eso que podría haber sido una lágrima me corre por los dedos, veo como refleja la luz.
La lágrima se fue, la pena se va ir también. La luz que supo reflejar esa gotita de agua, será lo que más dure en mí.
domingo, 22 de enero de 2017
Audaz
Me equivoco. Si mi pollera y tu opinión no combinan, es porque sobra tu opinión. Es porque sobra que vos y todos los que piensan como vos, traten de dibujarme de una manera que no soy. Traten y consigan hacerme sentir mal por algo que me hacía sonreír.
Aunque me cueste, redoblo la apuesta y sostengo mi sonrisa. Porque mi pollera y mi sonrisa combinan; y algún día, ya no voy a tener que escuchar tus comentarios si no te los pido. Y si no combinan es problema tuyo. Lo que sobra es tu comentario y tu abuso.
lunes, 17 de octubre de 2016
A mi par.
se me llena el pensamiento
de la vida que nos fue robada.
Cada vez que camino sola,
mil y un sombras me persiguen:
se me desarman las ganas.
Cada vez que camino sola,
me subestima tu mirada.
Soy un pedazo de carne,
nací para ser completada.
Cada vez que camino sola,
me acuchillan tus palabras.
Soy lo quieras ver y oír
o mejor ya no soy nada.
Cada vez que camino sola,
mi cuerpo es un secreto a voces:
debo atenerme al silencio,
o si no estoy entregada.
Cada vez que camino sola,
me salpica en los tobillos
tanta esencia destrozada.
Y se aferran a mi alma,
gritos sin posible calma.
Cada vez que camino sola,
se me escurre desde el pecho
la vida que nos fue robada.
Siempre que camino sola
camino acompañada.
Soy las que pasaron.
Soy las que no llegaron.
Soy las que lloran.
Soy las que braman.
Soy las que luchan.
Soy las que aclaman.
Soy las que ya no están.
Soy todas las que fueron, y las que van a ser.
Soy mujer, y digo basta.
Sol Nabot
sábado, 2 de julio de 2016
Ladrona
no la soporta mi razón.
Es tal vez que ella, tramposa
se robó todo mi soy.
Se robo lo que yo era
y sin ella...
Audaz, se dice ella.
imposible la sé yo.
Y sin embargo
anhelan mis suspiros,
en el amor su sazón.
Y en cada silencio un 'te quiero'
se le escapa a mi mirar.
Y a cada paso un tropiezo,
y no me quiero levantar
quiero haber caído en sus brazos,
como nana a su palpitar.
viernes, 20 de mayo de 2016
Migas de pan
Sé poco.
Poco, como los pedacitos de pan que tiro en el pasto para que vengan pajaritos a mi jardín:
Poco, pero usualmente alcanza para alguna imagen feliz (como los pájaros, regocijándose con lo que para mí son sólo migas de una merienda que ojalá recuerde);
Poco, pero me ayuda a desparramar alegría (de esos pájaros y de todos aquellos que podemos gozar mirándolos);
Poco pero sincero.
viernes, 22 de abril de 2016
Viajantes
Todos hemos viajado tratando de estar en otra parte. Especialmente tratando de estar en el lugar al que vamos o del que venimos.
Percibiendo ese momento mágico que es un viaje.
Mirando el camino irse pasar.
Oyendo todo el tiempo que nos rodea.
Siendo más que una persona: siendo un viajante.
domingo, 14 de febrero de 2016
Fresco con Sol
lleva algo de tiempo escrito.
Lo habrás leído en mis ojos,
tal vez ya lo tengas visto.
Te dejo también un suspiro,
que te afloje cualquier pena.
De esos que cuando tomes aire,
te dejen la vida llena.
Te dejo también un abrazo,
especialmente por si estoy lejos.
No lo busques en esta hoja
se esconde en mil recuerdos.
Lo último que te dejo
es un beso y su momento.
Un momento que exista
para siempre en nuestro tiempo.
miércoles, 9 de diciembre de 2015
Siempre
La esperanza siempre es
donde haga falta que sea.
No es sueño, sino el soñador
que a ella entero se entrega.
La esperanza es una flor,
que brilla más,
cuanto mas oscura,
sea la tierra de su envergadura.
La esperanza es una ola,
que te arrulla con ternura.
Más fuerte sea su abrazo
más ferviente su locura.
Y si me muero algún día
deseo en verdad que sea,
esperando como siempre:
La esperanza nunca muera.
viernes, 24 de julio de 2015
Libertad
A lo lejos comienzan a escucharse campanas... 'Las del cielo' diría Sami.
En esos momentos, en los que el futuro se nos acerca, tan evidentemente como un tren, es mucho más fácil olvidar el miedo. Lo que venga después del tren ya no importa. El miedo es una puerta, el pasado está (borroso ya) del otro lado de los marcos de su miedo, que ha sabido atravesar. Y, gracias a eso, su futuro está al alcance de un salto. Ya puede verlo, es liso, luminoso y brillante, por sobre todo brillante. Qué ironía, entiende: Es el final de un día (que ya no es), oculto en su propia noche y el tren llega para iluminar. El lecho nocturno y su existencia.
Otros se entristecerán al ver el tren llegar. Otros llegan con él. Otros, tal vez, vean en el tren llegar a su rutina, que los atrapa; pero ella no. Para ella la libertad. En su única manera.
'Para mí...' sabe y se repite. Recuerda a Sami. Puede que nunca vuelva a sentir esa sonrisa, sincera, clara. Esa sonrisa infantil. Es que Sami no lo entendería. No sabe qué es cerrar los ojos y seguir despierta. Que lo que la ata no es más que su propio cuerpo. Que todas las trabas que la gente dice tener, no son más que excusas para creernos libres. Tal vez Sami sepa sentirse libre, abrazar los límites de su libertad, y quizás la libertad, no sea más que esa sensación. Pero Sami vive en su propio cuerpo y ella ya no.
Las campanas insisten en el llamado: El tren se acerca. Ella lo sabe desde hace tiempo. Lo supo cuando dejó de envidiar a Sami. Dejó eso atrás, para decidir ser, quien Sami querría que fuera. 'Y curé mis heridas. Y me encendí de amor.' Ella está encendida, pero no de amor. El amor duele y arde. Quema y se quema. Ella se enciende de libertad. El mundo no ha sabido amarla, y ella ya no necesita ningún amor. Sonríe una vez más... Casi como lo hubiera hecho Sami. Flexiona las piernas. Inspira...
Y flota.
Es liviana como una sonrisa.
Es libre, porque su cuerpo, (que antes la ataba) ya renunció; y su mente, flotando espumosa en el vaho nocturno de Buenos Aires, puede olvidar todos sus años de muerte, para al fin terminar con su vida. Por una vez, su presente es luz. Sami, esa que alguna vez ella también fue, es quien, en el último segundo, le toca ser. Viva otra vez; al fin.
Libre.
viernes, 17 de julio de 2015
Incendios
Puede ser una imagen. Un color. Una frase.
Un sabor. Un sonido. Un olor.
La memoria puede elegir múltiples caminos para recordarnos algo, pero a veces nuestra memoria se queda sin opciones y se ve obligada a ser una llama.
Una llama con color, con aroma, con voz, con rostro...
Una llama que se nos aloja en la garganta, en las piernas, en la cabeza. En el alma.
Esas llamas son memorias que nos duelen. Son llamas de alguien que antes nos daba calor y ahora ya no puede; su recuerdo nos incendia con esa llama. Algunas sólo chillan y debemos aprender a aliviarlas. Otras nos incendian en un grito, en un pedido, un ruego.
Para esas memorias ardientes, aquellas ausencias que nos queman de este modo particular, no existe el alivio. Las ausencias están grabadas en nuestra mente. Pero su llama, el pedido que nos hacen, va más allá del recuerdo.
El único modo de apaciguar ese fuego, de permitirnos vivir con su calor y no con sus incendios, el pedido unánime de estas memorias es la justicia."
Viernes, 17 de Julio de 2015
A 21 años del atentado a la amia, las memorias aún queman, la impunidad también. La justicia, sigue pendiente.
Sol Nabot
Un año más, y 'a veces' sigue siendo hoy.
martes, 23 de junio de 2015
Capitalismo existencialista. Existencialismo capitalista.
viernes, 5 de junio de 2015
Felicidad
Como con todo, la clave está en la justa proporción, el punto medio. Los extremos, el vacío, la eternidad, la pureza, la simpleza no le corresponden a la humanidad. No podemos concebirlos realmente, puesto que son inhumanos. Divinos quizás, diabólicos, más probablemente (o de la misma absurda manera, no me corresponde saberlo). Similar es la felicidad, aunque abismalmente distinta en cierto aspecto. En algún desvío del destino, nos toca no sólo la efímera alegría: también solemos creer que podemos ser felices.
martes, 2 de junio de 2015
Pétalos sin deshojar
gritan, al verla llegar.
Su amor se ha ido
con el verano al mar.
Un mar tormentoso
de guerra, y llorar:
Allí ya no vale
lo que podemos soñar.
Y sus ojos cantan,
con furia, hacia el mar.
Pero saben, sólo queda,
ahora esperar.
Su amor será así,
pero al él regresar,
no importa como sea,
se van a encontrar.
Quizás sus ojos
le canten, al mar.
Tal vez en silencio
los vaya a arrullar.
Ya sea de adentro
o fuera del mar.
Los sueños ahogados
no los van, a desvelar.
miércoles, 20 de mayo de 2015
Al alba.
Así explico yo la alegría infantil. Me gusta creer que las cosas nuevas son las que nos mantienen vivos en cada interacción. La rutina de viaje, siempre nos ve del mismo color, no nos inventa, ya es parte de lo que somos. Somos parte de lo que es... Y sin embargo hoy (el primer día de mi travesía rutinaria), hoy como tal vez nunca más sea, soy capaz de oler la mañana, con sus ganas de brillo nocturno y su vocación madrugadora. Hoy y tal vez hasta hoy solo, me dejo llevar por los ruidos que sólo se envalentonan para hacerse oír entre el silencio. Amedrentados durante el día, espamentosos en el pequeño mundo del alba.
Comprendo con tristeza el advenimiento de los días futuros, consciente de que la mañana no cambiará y que por eso mis ojos, mi frío, mi ser, serán en ella. Serán en mí, a su vez, mientras las interyecte en mi propia rutina.
Y aún así, al escribirlas, me queda la vana esperanza de que mi sorpresa matutina no morirá. Infundadamente, es sabido, puesto que no alcanza con leer para creer.
martes, 19 de mayo de 2015
1983
la gente se llenó, de calle.
Tal vez llenos de vacíos:
vacíos.
Las ausencias son pasado,
sólo para quienes no están,
presentes.
La ciudad era júbilo
mas no faltaban,
los ruidos fríos,
de quienes luchan,
hasta idos
a la muerte.
Ese día Buenos Aires, tenía
un brillo particular.
La sangre de las lluvias pasadas
parecía no quererse,
secar.
Y sin embargo Buenos Aires
decidió sus vendas dejar
y después, de tantos muertos
mi ciudad volvió,
volvió a bailar.
domingo, 10 de mayo de 2015
Vacíos
sábado, 2 de mayo de 2015
Camino
martes, 28 de abril de 2015
Muerte de un paraíso
Desvelos
un sueño que camina.
Una ensoñación tan vívida
que despierte fantasías.
Y con un soñador,
que la haga de espuma.
La espuma de un mar
inmenso, de bruma.
Y sueña también
un cielo estrellado
repleto de todo
lo que la ha desvelado.
Deseos brumosos,
sueños estrellados.
Un amor que no fue
pero de luto ha manchado
la sombra del desvelo
de quien el amor ha soñado.
jueves, 16 de abril de 2015
Nueva
que aprender de tus experiencias,
no te absuelve de sus consecuencias.
También que, sin errores,
los cuentos no tendrían autores.
Por eso hoy me olvido de todo:
Respiro fuerte el mismo aire de siempre
porque la que cambia soy yo.
miércoles, 1 de abril de 2015
El día más frío.
Vuelve a cerrarlos, todavía hay tiempo de escapar. Se concentra en algo lejano. Invisible. Pequeño. Aun así sabe qué es. Siempre fue lo mismo. Y ya cae sobre su regazo. De cualquier modo, sabe que nunca está sola. No está tan lejos realmente... Quema.
Ella cree que el último segundo de su presente será su eternidad. No quiere arder, ni recordar, suspira. Silencio. Soledad al fin. Su anhelo para la eternidad...
lunes, 30 de marzo de 2015
Nostalgias de lo nunca ocurrido.
martes, 24 de marzo de 2015
Aparente ironía
viernes, 27 de febrero de 2015
Esperanza
martes, 24 de febrero de 2015
A mis compañeros de secundario.
Lo poco que queda es eterno material dentro nuestro. No quiero desestimar las ideas y recuerdos, sólo remarcar que, lo único que va a mantenernos juntos a partir de ahora, serán las ganas que tengamos de revivirlos.
domingo, 22 de febrero de 2015
Huida
Luego descubro que, sintiendo y pensando puramente, huyendo al platónico mundo de las ideas, puedo liberarme del ser físico y gozar del espiritual.